Jaume Balmes Urpià

Jaume Balmes Urpià

miércoles, 12 de enero de 2011

La Vanguardia 8-9-1910 Visita de la Infanta Isabel a les festes del Centenari

Viaje á Vich

A las tres y cuarto salieron la infanta y su comitiva del Palacio de Justicia.
Hasta la estación del Norte cubrían la marcha fuerzas de esta guarnición.
Acudieron á despedir a Su Alteza representaciones de los centros monárquicos de esta capital de las sociedades económicas, comisiones de los cuerpos de esta guarnición y nume- roso y distinguido público en el que abundaban las señoras.
En el andén formaba una compañía del regimiento de Alcántara con bandera y música para tributar á la infanta los honores de ordenanza.
Al llegar Su Alteza resonó una nutrida salva, de aplausos y vivas al Rey y á la infanta.
Doña Isabel, acompañada del grande de España, marqués de Marianao, el gobernador civil, el alcalde accidental señor Serraclara, el presidente de la Audiencia, el fiscal y el co- mandante de Marina, revistó la compañía de Alcántara.
A las cuatro menos cuarto se puso el tren en marcha siendo objeto la infanta de cariñosa y entusiasta despedida por parte del público que llenaba el andén. Diéronse vivas al Rey, á la infanta y á Barcelona.
El tren especial en que hizo la Infanta el viaje se componía de un coche salón y dos primeras. En el primero iban doña Isabel, la marquesa de Nájera, el ministro de Gracia y Justicia, el gobernador civil, el general Aranda, el señor Coello, secretario de Su Alteza, el obispo doctor Laguarda y los concejales del Ayuntamiento de Barcelona señores Vallés y Pujals, Nualart, Ramoneda y Carreras Candi, el diputado por Vich, señor Bosch y Alsina, el presidente de la Audiencia señor del Río y el representante de la Compañía del Norte señor Coy.
En los demás coches se acomodaron el senador señor Monegal, el diputado señor Sala, el diputado provincial señor Fages y el secretario de la Diputación Reflor Pares, los cuales, junto con el señor Prat de la Riba y Pericas, que ya se hallaban en Vich, representarán á la corporación provincial en las fiestas del Centenario.
Figuraban también entre los viajeros los señores marqués de Alella, don Ignacio Coll, Xipell, Maristany, Barnoya, don Carlos Sanllehy, el coronel de la guardia civil seflor Ibáñez, el capitán ayudante señor Abril, el jefe de la guardia urbana señor Ribé con dos urbanos, los representantes de la prensa y las personas de la servidumbre de Su Alteza.
En la estación de San Andrés un numeroso grupo de señoras tributó á la infanta una cariñosa ovación. Ei ex cura-párroco de El Pardo don Luis Guarner, que reside accidental-mente en San Andrés, ofreció á Su Alteza un precioso ramo de flores. Doña Isabel le recono-ció rogándole que la acompañase á Vich, á lo cual accedió el bondadoso sacerdote.
En los andenes de ia estación de Granollers esperaba el paso del tren real numeroso público, entre el que se contaba una comisión del Ayuntamiento, presidida por el primer te-niente de alcalde señor Torres, el teniente coronel de la guardia civil señor Ponte, el cura párroco, el jefe de la fuerza de caballería de servicio en dicha población y distinguidas se-ñoritas, las cuales ofrecieron á doña Isabel un artístico ramo de flores. Al entrar el tren en agujas resonó una fuerte salva de aplausos, acompañada de vivas á la infanta, que se re-pitieron al partir el convoy. Durante la parada en aquella estación saludaron á Su Alteza las autoridades locales.
Donde la ovación tributada á doña Isabel excedió los límites de toda ponderación fue en La Garriga. En dicha estación ambos andenes se hallaban materialmente atestados de público; toda la colonia veraniega y la población en masa acudió á saludar a la infanta, cuya presencia fue recibida con calurosos aplausos y vivas á doña Isabel, al Rey y & España.
Doña Isabel, de pie en la plataforma posterior del coche, saludaba emocionada, notán- dose en su rostro la satisfacción producida por aquel espontáneo homenaje popular. Mu- chas de las distinguidas señoritas que ocupaban el andén subieron al coche para besar la mano de la infanta y entregarle hermosísimos ramos de flores. Las autoridades civiles y eclesiástica acudieron también á rendir homenaje á Su Alteza.
Al partir el tren se reprodujo la ovación en términos indescriptibles, dándose vivas á la infanta popular.
En Centellas y Balenyá se repitieron las ovaciones.
La línea estaba vigilada por fuerzas de la guardia civil.
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EN VICH
Por la mañana

El aspecto de la población era en extremo animado. Gran número de obreros trabajaban en todas partes completando los detalles del adorno que habían de lucir las vías públicas y preparando la hermosa iluminación que lució por la noche en la plaza Mayor. En toda la plaza son abundantes el follaje y los mástiles por entre los cuales se extienden grandes guirnaldas con profusión de bombillas eléctricas. En las Ramblas y en otras vías se han erigido artísticos arcos.
En todas partes se observaba gran movimiento y animación, siendo verdadero enorme el número de forasteros que han venido á presenciar las fiestas del Centenario y obra de romanos encontrar alojamiento.
El alcalde publicó ayer la alocución siguiente:

«Compatricis: Demá dimecres, á las cinch de la tarde, arribará a aquesta ciutat S. A. Real l’infanta donya Isabel. Ve en representado de S. M. el Rey (q. D. g.) á presidir la grandiosa festa ab que celebrém el primer centenari del naixement d'un compatrici nostre, el Dr. don Jaume Balmes. Es la mateixa il-lustre dama que fa pochs mesos desempenyaba delicada missió, representant també al Rey en les festes d'un centenari d'altra mena en les llunyanes terres de la República Argentina.
Ha acceptat l'alt encárrech ab termes molt falaguers per nosaltres y no repara ni en les molestias d'un llarch viatje ni en el temor de successos desagradables en certs llochs de nos- tra Espanya. Ve acompanyada del senyor ministre de Gracia y Justicia.
Sa vinguda significa que la Monarquía, l’institució política més antiga y més arrelada en la Nació espanyola, el primer Poder del Estat, pren part activa en nostra festa, fent aixís més y més gran l’homenatje que á Balmes se tributa. Debém estarne molt agrahits. Hem de recordar que la Corona qual representació ella porta entre nosaltres té encastades les perles del Comtats d'Ausona y de Barcelona y’ls diamants del Regne d'Aragó, pero qu'es també avuy la genuina personificació de tot Espanya, patria nostra, qual unitat, com deya Balmes, «formada pel curs dels aconteixements, desenrotllada per l'esperit de l'época y sancionada ab els principis y sistemes de les llegislacións y costums de les altres nacions d'Europa, es indestructible.
Y aixís ab la visita de la Serenísima Senyora, que demá podrém hostatjar entre nos- altres, l'Espanya entera ve á Vich á honrar nostra festa, s'uneix á ella y la fa més esplen- dorosa, reconeixent á Balmes com á gloria espanyola. Rebém, donchs, á S. A. Real com deu rébrerse al Rey y com s'ha de rebrer á la dama; que tothom acudi demá á l'esíació del fe- rrocarril á l'hora de l’arribada, que s'engalanin tots els balcons y finestres del tránsit, que vegi'ls carres y plasses plens de gent desijosa de saludarla, que per tot trobi mostras ben vi- sibles de respecte, d'agrahiment y d'amor.
Totseguit de l’arribada, ó poch després, Sa Altesa Real rebrá en Cort á les autoritats, als Ajuntaments, als ciutadants y forasters y á les senyores que vulgan presentarla els seus respectes. Per acudir á eix acte vos convida á tots en la Casa Consistorial, voste compatrici y alcalde,
Joseph Font y Manxarell.
Vich 6 de setembre de 1910.»


Reparto de bonos

A las nueve de la mañana se repartieron 500 bonos de pan, carne y arroz á otras tantas familias necesitadas.
Este caritativo acto, con que han comenzado las fiestas del centenario, resultó conmovedor en extremo.

Otros actos

A las once se han reunido en las Casas Consistoriales las autoridades é invitados que habían de asistir á las ceremonias anunciadas para aquella hora.
Entre los presentes estaban el alcalde don José Font Manxarell; los concejales señores Genís, Dou, Camps, Vila, Vilaplana, Comella, Torricobus, Riera, Maresch, Guix, Viñas, Fatjó, Comes, Bach, Segalés y Urgell; el secretario don Luis Bayés; el capitán de la guardia civil señor Tejido; el vicario general señor San; el juez de primera instancia señor Leal, y las demás autoridades locales y las tres comisiones de fiestas.
La comitiva se dirigió á la casa natalicia de Balmes, frente á la que la banda municipal daba un concierto, y sin discursos ni ceremonias, el alcalde descubrió una lápida en la que se lee la siguiente inscripción:

«En aquesta casa als 28 de Agost da 1810 nasqué lo doctor Jaume Balmes, venint al mon per iluminarlo ab resplandors de cristiana sabiduría.»

Después marcharon á la casa en que murió el insigne filósofo, descubriendo otra lápida, en la que se lee:

«Hospes in hac nobili domo die IX JVLII anni MDCCCXLVIII obiit Doctor Jacobus Bal-mes ob cuius immaturam mortem luxit ecclesia dolet adhme Hispania.»

Sucesivamente se ha inaugurado la Exposición artística de la Escuela municipal, de Di-bujo, se ha descubierto otra lápida conmemorativa en el Templo Romano, se ha inaugurado la Biblioteca Balmesiana en la Episcopal y se ha abierto la Exposición de recuerdos de Balmes.

Por la tarde
Llegada de la infanta

Ya desde mucho antes de la hora anunciada para la llegada de la egregia dama á Vich, la estación de aquella ciudad, recientemente inaugurada, se hallaba atestada de autorida-des, comisiones y público, engrosado constantemente por la enorme muchedumbre que se apeaba de los trenes que tienen su llegada antes de la hora fijada para la del especial.
Entre los individuos que vimos en la estación figuraban el alcalde de la ciudad, don José Font y Manxarell, al frente del Ayuntamiento en pleno, con los maceros; el obispo de Gerona, doctor Pol; el de Calahorra, doctor Sanromá: el de Ciudad Rodrigo, doctor Barberá; el de Lérida, doctor Ruano; el de Tortosa, doctor Rocamora: el de León, doctor Guillamet; el de Ciudad Real y el de Vich, doctor Torras y Bages.
Presidiendo la comisión de prelados figuraban los arzobispos de Tarragona y Valencia, doctores Costa y Fornaguera y Guisasola, respectivamente.
Estaban asimismo los canónigos magistral doctor Galobardes; penitenciario, doctor Puig; vicario general, doctor Serra y Dachs; el señor Fontcuberta, de uniforme de gentilhom- bre; los señores Abadal, Soler y Mareta, Rodríguez de Cepeda, Pascual, Prat de la Riba, Albó (don Ramón), una comisión del Círculo Artístico de Barcelona, formada por los señores Torrescasana, Freixes, Saurí y Casademunt; el general de brigada don Federico Martínez Aranzana, comandante militar de la plaza; coronel don Ricardo Bocio; el teniente Coronel del batallón de cazadores de Alfonso XII, don Antonio Serra; el capitán de la guardia civil señor Tejido; marqués de Santa Margarita, comandante don Ricardo de la Canal, marqués de Cánovas; el juez de primera instancia de Vich, don José Leal, y el actuario don Salvador Solá; una nutrida comisión de los padres camilos y el conde del Valle de Marlet.
También estaba, en pleno, el comité organizador del centenario, formado por los seño- res alcalde, Rdo. don Jaime Collell, don Luis B. Nadal, don Ramón Orriols, don Raimundo Abadal y Viñals, don Ramón Espona y el secretario don Luis Bayés y Cot, con las diversas comisiones auxiliares del comité.
La comisión de obsequios estaba constituida por su presidente el notario don José Sans y los señores Marnet, Subirats, Solá, Sardá, Casas, Puigcerver, Bayés, Planell, Genís, Calderó, Arumí, Fatjó y Brú de Sala (don J. y don P.).
Asimismo vimos en el andén al catedrático de la Universidad de Bohnna (Alemania), señor Rausch.
Igualmente estaban todos los jefes y oficiales francos de servicio. Con objeto de cuidar del orden se hallaba en la estación el inspector de la policía de Barcelona, don Feliciano Salagaray, con diez agentes á sus órdenes. Formaba en el andén, para tributar los honores debidos á S. A., una compañía del batallón de Alfonso XII con bandera escuadra de gastadores y banda de música y cornetas.
Entre los concurrentes á la estación veíanse distinguidas damas de ia ciudad y de Bar- celona.
A las cinco y media en punto, llegó el tren que conducía á doña Isabel de Borbón, la cual fue saludada con la Marcha real y una estruendosa salva de aplausos y aclamaciones por parte del enorme gentío congregado en el andén. El primero en descender del tren fue el gobernador civil, señor Muñoz, quien hizo la presentación de los obispos y de las auto-ridades de la localidad, á todos los cuales saludó afectuosamente la augusta viajera.
El alcalde, señor Font, ofreció á ésta un hermoso ramo de nardos, gardenias, jazmines y rosas, combinadas artísticamente, del cual pendían dos anchas cintas de raso blanco en las que, en letras doradas, se leía ia siguiente inscripción: «A Su Alteza Real la infanta doña Isabel de Borbón.—La ciudad de Vich agradecida á su visita en el Centenario da Balmes.—7 de septiembre de 1910.»
Después de verificada la entrega del ramo, el alcalde dio á la infanta la bienvenida en nombre de la ciudad, y doña Isabel revistó la compañía de Alfonso XII y salió de la estación entre nuevos vivas y aclamaciones á la infanta, á los reyes y á España.
Al salir de la estación, la infanta subió en un coche, acompañada de la marquesa de Nájera, el ministro de Gracia y Justicia y el alcalde de Vich, don José Font y Manxarell.
Precedía al carruaje de la infanta el que ocupaba el señor gobernador civil.
La calle de Verdaguer se hallaba adornada con mástiles y gallardetes, habiendo nume-roso núblico, que tributó á la infanta entusiasta ovación.
Su Alteza y comitiva se dirigieron al palacio del conde del Valle de Marlés donde se hospeda.
La fuerza desfiló por frente al palacio.
El ministro se hospeda, en casa del señor Abadal, y el señor gobernador en la del al-calde.
Recepción-Banquete-Iluminaciones

Vich 7, 8'30 noche.
Á las siete de la noche en casa del conde del Valle de Marlés comenzó la recepción en honor de la infanta, que resultó brillantísima. Ante ella desfilaron diputados, senadores, obispos, presidentes de la Diputación y Audiencia, Ayuntamientos de Barcelana y Vich, Cabildo, Congresistas, comisiones de los pueblos del partido y gran número de señoras.
El desfile de éstos duró más de tres cuartos de hora.
Fué presentada á la infanta doña Isabel la familia de Balmes, sus sobrinas Dolores, Concepción y Antonia.
La infanta recibió después á los periodistas, mostrándose satisfecha de los agasajos.
Después celebróse un banquete en el mismo palacio que presidió la infanta, asistiendo la familia del conde del Valle de Mariés, el séquito de la infanta, el gobernador, el señor Bosch y Alsina, los presidentes de la Diputación y de la Audiencia, el obispo, el jefe del batallón de cazadores de Alfonso XII y el oficial de la Escolta señor Abadal.
En la mesa figuraba un artístico centro de plata repujada, regalo de la oficialidad del batallón de Alfonso XII, que lleva la inscripción: «El batallón cazadores de Alfonso XII á S. A. la infanta Isabel.»
El menú fue selectísimo.
A las diez de la noche se verificó la inauguración de las iluminaciones de los obeliscos de la plaza Mayor, conmemorativos del centenario, asistiendo inmenso gentío.
Reina extraordinaria animación.—Priu.

Ultimas noticias
Vich 7, 11 noche.
A las diez salió la infanta en coche, acompañada de la marquesa de Nájera y los condes del Valle de Marlet, y en otros carruajes las autoridades, dando un paseo por la plaza Mayor, espléndidamente iluminada calle de la Devallada, Ramblas, Carmen y Moncada, siguiendo por la Ronda para dar la vuelta á la población.
La infanta fue vitoreada con entusiasmo.
A las once se retiró á descansar, y el minístro dirigióse á Telégrafos para dar cuenta al gobierno del viaje.
Después, con el gobernador y el alcalde, estuvo un rato en la plaza Mayor, donde reinaba gran animación.—Priu.


LA VANGUARDIA, 8 de septiembre de 1910, pág. 3 y 4

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